lunes, 24 de mayo de 2010

en un rincón



Cuando era pequeña la playa estaba al otro lado de valla. Por las mañanas nos poníamos un sombrero de rafia y nada más abrirla pisábamos la arena seca y suave. Dejábamos las zapatillas de goma en una esquina del toldo de paja, y los vestidos de ruso colgados de un clavo en las estacas. Teníamos dos o tres vecinos.

Había unas hermanas solteras a las que saludábamos cada mañana. Nos regalaron unos tapones que enganchábamos de una cuerdecita a los tirantes del bañador y servían para que pudiéramos bucear sin que nos entrara el agua por la nariz. Nos daba mucha risa llevar el tapón colgado del tirante.

El tiempo no se medía con reloj, sino por la sombra de los toldos. Por la mañana a la derecha de las cañas, a mediodía justo debajo y a la izquierda por la tarde.



7 comentarios:

sunsi dijo...

"Nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve..." Esas pequeñas cosa, lolo. Que huelen a mar antiguo y recordamos en blanco y negro. Tocaste la fibra más honda, amiga.

Un beso.

Mariapi dijo...

Qué misterio el tiempo en la infancia. Otras medidas. Relojes de sol en los toldos...cada vez estoy más convencida, no es un tópico: La patria del hombre es su infancia.

Gracias Lolo.
Yo fuí niña-montaña.Pero soñaba con un agua brillante como la de la foto.

tomae dijo...

...Durante me infancia en la playa, fui siempre un niño croqueta.

¡con mi hermano nos rebozabamos hasta las cejas! y hasta los dientes nos crujían por la arena.

Besos playeros, lolo (sin arena)

lolo dijo...

Las creía perdidas. Pero no es nostalgia; es un almohadón mullido en el que apoyarme y sonreir, aunque llore un poco, de agradecimiento y ternura.
Esto te lo digo a ti, Sunsi,
espero que no lea ninguna hedbanna antialgodonosa.

lolo dijo...

Era muy brillante, mucho.

La montaña tiene también su color y sus tiempos.
Y otro olor, y otro aire... Cuántas cosas atesoradas, aunque sean tan pequeñas.
Que la infancia sea la patria me inquieta un poco... cosas mías.
Gracias por venir, Mariapi.

lolo dijo...

¿Y era croqueta de rodar por la arena o de enterrarse?
Hasta dónde es capaz de meterse un granito de arena... a veces en Navidad aún queda.

Después de publicar la entrada me acordé de un escalón que había detrás de la valla. Entre las juntas había también arena. Allí dejábamos siempre las zapatillas.

Gracias, Tomae.

tomae dijo...

...de rodar y enterrarse, lolo ¡más arena!