jueves, 18 de marzo de 2010

cocina fusión


No hay nada que me guste más que un bocata de jamón y una cerveza.

Hace no mucho fui al médico, nada serio. Me pesó y midió como si fuera pequeña. Tomó la tensión y me hizo algunas preguntas. Me conoce hace años y no puedo engañarle. El sabe muchas de las causas de mi poco saludable vida. Pero esta vez se puso serio. En lugar de atacar otros frentes  fue directo al grano. Y dijo: debes comer pensando en la calidad. Y me sugirió un plato de jamón ibérico con una copita de vino.
 
¿Por qué siempre tengo que elegir?

4 comentarios:

Mariapi dijo...

Es lo que tiene ser libre...que hay que elegir. Dura encrucijada. Mis opciones son más simples, no de esa radicalidad absoluta, se limitan a espinacas o acelgas.

Oye ¿donde has encontrado un médico tal que así...? Lo del jamón no lo han visto mis galenos en ningún Vademecum

lolo dijo...

Y eso que no lo cuento todo.
También me dijo que me lo tomara en una terracita al sol, leyendo una revista. La salud es una cosa muy personal, de personas quiero decir.

Al médico no lo elegí. Pero es muy bueno.

ana dijo...

ainssss... caray con la documentación gráfica de la entrada!!!!!
¡Sí que sabes ponernos las papilas gustativas al punto!

Bueno, venga, a cumplir los consejos saludables... esa será otra. Siempre hay tiempo para ir a todo menos cuando se trata de ir con uno mismo... ¡mira que se complica la vida a veces!

Buen provecho!!!

Pero qué pinta el bocata... si cruje el pan con sólo mirarlo!!!

lolo dijo...

Sí, Ana.
Es un bocadillo de jabugo. Elegir es a veces sumar.