domingo, 19 de junio de 2011

militancia y pacifismo



Seré concisa: en casa entran mosquitos. Entran por las ventanas y a un tanto por ciento de la población que aquí habita nos gusta que estén abiertas; somos los mismos a quienes no nos pican. ¿Por qué no nos pican?: porque no vivimos obsesionados, porque no militamos, porque un mosquito no es oponente en nuestra vida.

Con el tiempo no solo se han enconado las posturas entre nosotros sino que los insectos han ido dándose cuenta del disenso y se ceban más cada día. Hemos usado todos los métodos conocidos: enchufe con pastillita que al quemarse emana gases mortíferos, enchufe que exhala misteriosa sustancia demoledora, petaquita que emite ligerísimo pitido que ahuyenta a las hembras mosquito, ungüentos asquerosos aplicados en pies, brazos y piernas... También usamos durante una época larga los clásicos spray, en todos sus olores o ausencia de ellos, de todas las marcas, cuyos efectos más vistosos fueron las discusiones que provocaban, más allá de su eficacia, de lejos.  

A cada cambio de producto, a cada giro en la guerra, han surgido detractores y forofos y las consiguientes diatribas de sobremesa en las que se lleva a debate el resultado obtenido, no alcanzando las votaciones  más de un voto por estrategia y producto. Y dentro del disenso los estoicos que piensan que mientras se dé tanta importancia a una pequeña picadura no llegará la paz a nuestra casa.

Lo último que ha entrado en los almacenes militares del acoso y derribo, ha sido la raqueta fulminante; tú, P. sabes lo que digo. Su éxito fue discreto al principio, descreídos como estaban los miembros de la facción militante. Pero ha ido ganando adeptos con el tiempo ya que, bien empleada, los extermina de uno en uno si el que la empuña sabe y puede escalar por encima de camas, mesas y literas.

Esto no supondría ningún cambio en nuestra feliz convivencia si no fuera porque en mitad de la noche se oyen voces que reclaman: un mosquito, dónde está la raqueta... y cinco segundos más tarde, sea la hora que sea, se encienden luces para atraer al bicho y darle caza, mientras que los excépticos y templados, entre los que me encuentro, nos tapamos con la sábana la cabeza a la espera de que termine la cacería. No es broma.

10 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

¿Y las mosquiteras en las ventanas?

tomae dijo...

Bueno, Bueno, Bueno...lolo : no sabes como te agradezco esta entrada.

Como empieza la temporada, yo ya tenía una pensada ( con toda la artillería, y la ingeniería...) que para el escuadrón, de infantería ya estoy yo...Y este año si a esos bastardos de su mosquita madre, tenía en mente la más de las mortíferas armas posibles, aseguran a esos invertebrados el peor de los decesos posibles (una agónico, amargo, y lennnto tránsito al más allá) ... Como me caes genial, y creo que últimamente alguna de tus colaboradoras sabrá de lo que te estoy hablando...te cuento cuál es esa poderosa arma secreta...

...El lenguetazo de la lagarrrta...
(es Mortífero Paralizante y Fulminante)

No hay bicho que pueda resistirse,
Tú amiga lolo, quédate bien tapadita bajo tu sábana blanca... ella correteará sigilosamente...y

....los deja bien muertos!

Mariapi dijo...

Aquí, en medio del bosque, no cambia nada que las ventanas estén abiertas o cerradas, no tienen que entrar, simplemente convivimos con ellos, dentro y fuera.
A algún invitado le molesta, pero nosotros valoramos mucho la inestimable colaboración de un batallón de murciélagos que cada anochecer hacen una batida, y dejan esquilmado el ejercito mosquitil.
Si quieres te cazo alguno, y lo mando a tu isla, son silenciosos, y más autónomos que la raqueta.

lolo dijo...

También, Mariajesús; las mosquiteras tuvieron su propio debate y perdió por goleada quien las propuso. Teniendo en cuenta que mi voto vale doble y que no me gusta chocar con una tela verde y a cuadritos cuando quiero sacar la mano para saber si llueve... gracias por la idea tan sensata.

lolo dijo...

Ya te dije, Tomae, que no me llenaras el patio de bichos. Hoy te diré que no más bichos. Gracias.

En cuanto a tu guerra qué quieres que te diga; soy partidaria del pacifismo y la resistencia pasiva. Estoy convencida de que vienen porque los ahuyentamos.

lolo dijo...

Un murciélago me gustaría, Mariapi, si no fuera porque no quiero bichos. Pero vuestro sistema es sin duda eficaz y ecológico, lo tiene todo. Y un talante estoico que se intuye e influye: seguro. Lo peor aquí es el estado de excepción en el que vivimos. Y me temo que ni cediendo a los murciélagos cambiaría.

sarracena infiel dijo...

A mi no me pican ¿por qué será?

Tal vez tenga que ver la correosa piel, el talante de lagarterana o, simplemente, la falta de atención ...

S'appressan gl'istanti
d'un' ira fatale;
sui muti sembianti
già piomba il terror!
le folgori intorno
già schiudono l'ale!...
apprestano un giorno
di lutto e squallor!

Je, je, je .....

lolo dijo...

Yo creía que Abigail era el título de una telenovela. A mí tampoco me pican; dicen que depende de la temperatura de la sangre. Cosas de bichos.

sarracena infiel dijo...

Uyssssssssssssssss, pero que lista es la chica, oiga .....

Que el nombrecillo da para mucho, como los mosquitos ...

sunsi dijo...

¿Hay debate, lolo? ¡¡¡A por él...!!! Mosquiteras no porque a mí me gusta sacar la cabeza. Las pomaditas pringan, los enchufes desprenden un olorcillo... Y en Tarraco, encima, son "tigre".Ojo con esta variedad de invertebrados. Son implacables.

Es curioso...Ellos llenos de "ronchas" y a mí me pasa como a Sarri y a ti. Se acerca alguno pero no les debo de gustar porque huyen.

Las velitas, lolo. Me ha contado una prima, también en apuros, que ahora venden unas que son infalibles. Pero no sirven para los que atacan con nocturnidad y alevosía. Más que nada porque mejor una picadura que un incendio...

Apuesto por el pacifismo. En la república se monta cada ataque de histeria colectiva ...Para grabarlos. Demasiado y demasiados militantes... Le voy a tener que aconsejar que lean tu post. Eres más convincente que yo.

Un beso, hedbanísima.

Cómo me he reído con esta entrada.