domingo, 19 de febrero de 2012

bares, qué lugares


Uno de esos de hace más de treinta años, mantenido con devoción. La barra, las tapas primero, el café y las copas después. Hoy, además, música en directo. Un público heterogéneo y normal. Muchos clientes fijos, otros remember y tal. Gente de edades cercanas, fauna variada a la que mirar, qué placer sin disimulo. Aquellos cuatro de espaldas, más que cincuentones ya, qué solos y qué compañía entre ellos. Más allá el dueño y una mujer; se nota, lo viven, quieren silencio. Me abstraigo en la caja de sonidos que mezcla música, palabras, ecos y risas, ¿qué has dicho?, te había entendido mal.

Estas amigas de aquí se han puesto muy guapas, están muy cerca y escucho "psiquiatra" sin parar pero se ríen, jajaja. A la izquierda "no puedo entrar, el correo no me deja". Hay quien se lía un  cigarrito, pero no sale a la calle a fumar. Me  imagino el humo de antaño flotando entre las luces que han bajado y azul. Unos prefieren vaso, otros balón. El  solitario con su cerveza eterna y medio vacía y una bolsa encima de su trozo de local mira raro, creo que ha venido a olvidar. El bajo baila con el instrumento, a cada nota cambia la expresión. A lo suyo, aplausos y cañita que invita la casa, solo en un sitio así los músicos no beben whisky ni gin. La camarera baila levemente, el camarero nos ofrece un pacharán. Venga, otra y nos vamos; es sábado y  mañana Dios dirá.

Qué lugares los bares, no debo ser tan mayor. Algunos estan vivos y contagian a poco que me deje llevar. Me gusta el ambiente, la común conversación. Vuelvo a casa contenta y aunque el letargo es igual me traigo un anuncio de recuperación. Qué calor el amor en un bar.

14 comentarios:

puñetera hedbanna dijo...

Y que bien sienta, ¿verdad?

Claro que en las ciudades pequeñas y con poca afición a salir la cosa cambia y es difícil encontrar sitios así.

Los hay, pero a tora ora y de otro ambiente, pero cada vez menos.

O tal vez sea yo que, perdidas las referencias propias, me he tenido que buscar otras nuevas.

No obstante, somos de salir y nos encantan los bares y las barras y los amigos y, de tanto en tanto, las copas. Disfrutones, en palabras de una amiga muy querida.

Algún dia, hedbanna, nos veremos en un bar de esos

puñetera hedbanna dijo...
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Driver dijo...

Lleeeeeego!
...
Hoy es un gran día.
Un buen amigo me ha lamado para ir a cenar a un sitio donde...
¡¡ES OBLIGATORIO BAILAR ENTRE PLATO Y PLATO!!
Me pongo mis zapatos de gamuza azul y nos marchamos a mover el esqueleto.
Estoy contento porque bailar es una de las cosas que más me gustan.
La palabra está bien para expresarse, pero...

¿Qué me decís de agarrarle la cintura a una morena?
¿Dónde está el ritmo de tus pensamientos sino en una pista de baile?
¿Qué sonido puede ser más rotundo que el de una orquesta en directo?
¿Dónde descansa Dios un sábado por la tarde?
¿Los ángeles bailan lentas o rápidas?
...
Mi amigo enviudó hace unos años, y me llama para ir a bailar.
...
Y yo claro, voy, porque el Señor en su infinita misericordia, nos da la oportunidad de levantar nuestro espíritu, elevarnos sobre la multitud, y en compañía de aquellos que se aventuran a danzar sobre las olas, atravesar el océano de la vida al ritmo de una música endiabladamente potente.

Hoy pienso morir bailando.

Mañana ya le daré las gracias al Jefe.

También por regalarnos la música.

Ese regalo divino que cicatriza el alma.
.

Driver dijo...
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Mariapi dijo...

(¿Hoy los comentarios necesitan copia compulsada?)
Bares como praxis de eso tan aristotélico, ser animal social. El calor humano de la caña con limón, las gambas con gabardina y la tapita de boquerones me hacen añorar otros humos, y me reconcilian con la humanidad. Tal vez porque en el bar me sumerjo sin entrar en aguas profundas, simplemente disfruto de la compañía de otros como observadora.Las terrazas y cafeterías tienen otros matices.
Gracias por compartir cerveza virtual.

lolo dijo...

Sienta bien, es verdad. También busco en mis referencias; en mi ciudad sobria y lluviosa no se concebía la vida sin un bar. Aquí hemos buscado y encontrado algunos como éste: Congo, un nombre que le va.

Si algún día nos vemos iremos a un bar, molará.

lolo dijo...

¡Un sitio de cenar y bailar! Eso si que no lo he probado, Driver. Hemos recorrido el plan en dos fases: un sitio donde cenar y otro para bailar. Pero hace ya algún tiempo que nos da pereza movernos después del café y si hay algo más tiene que ser en el mismo sitio. La edad.

Me imagino que llevarías también, además de los zapatos de gamuza azul, aquella camisa blanca de antaño y tantos planes. Muy bien, Driver, muy bien.

lolo dijo...

Todos menos el tuyo he tenido que compulsar...

Sí Mariapi, sin aguas profundas: un coctail de media luz, cervecita, ensaladilla, champiñón, tartas de choco en plural, pacharán, conversación, fisgoneo, surf por encima de olas suavecitas y a la una en casa, no te vayas a pensar.

Toda una terapia a nuestra M/L edad.

sunsi dijo...

Vaya... El sábado estuvimos de parranda...Yo también pero para una celebración sorpresa de 50 años.

Delicioso post en todos los sentidos; a pesar de que no practique el bareteo. Eres observadora, hedbanísima. Hace muchos años en estos lugares de la Barcelona de Plaza universidad absorbía toda la esencia de las gentes para plasmarlas en una libreta. Apuntes que se han ido perdiendo con los traslados.

Un beso.

lolo dijo...

Me alegro por tu parranda, Sunseta. Qué bien viene de vez en cuando sacar a pasear las ideas y dejarlas flotar.
Me hubiera gustado leer alguno de esos apuntes mozos; qué devastadores son los traslados. Pero no importa, la vida siempre nos ofrece más donde mirar.

Un besote, Sunsi. Y gracias, ya tu sá.

puñetera hedbanna dijo...

Y en el bar se quedó, de pacharán en pacharán y de la tremenda resaca (juro que es terrible) nos deja aquí, abandonaítos...

Ditasea, villana eres, hedbannna

lolo dijo...

Ese día no hubo resaca, Sarracena, aunque es cabezona, lo sé. Lo que es un incordio es esta primavera que viene antes de lo que se la espera y sin que me dé tiempo a disfrutar. Pero como no mando en las estaciones a aguantar y a callar.

Olga Bernad dijo...

A mí me siguen encantando. Como la canción de los Gabinete. He sido yo muy feliz en los bares, aunque suene mal:-) Y, aún hoy, son mi lugar preferido para escribir. Y me siguen gustando para el cafecito de la mañana y para los asuntos nocturnos. Por eso me ha encantado el post.
Saludos, Lolo, que hace tiempo que no pasaba por aquí!

lolo dijo...

Olga, aunque tarde te encontré. Lo que pasa en un bar es que se amortigua la realidad y uno se puede quedar a solas si quiere... o si no quiere no.

Gracias por tu visita, gracias por comentar.