En aquel pisito sin ascensor y sin persianas, viven Lucía y Manuel con su hijo y Maruja, la abuela.
Ernesto trabaja en un almacén como transportista y entrega medio sueldo a sus padres cada mes. El otro medio lo guarda para independizarse más adelante. Algún día. A Manuel se le acabó el paro hace tiempo, y el subsidio. Se queda en casa cada día y atiende a Maruja que está impedida. Una ambulancia la recoge una vez al mes para llevarla al hospital, son chicos fuertes que pueden bajarla desde el cuarto con una camilla. Lucía trabaja en una casa por las mañanas; limpia, plancha y cuida a otra familia que no es la suya.
Las intrahistorias de esta historia están cosidas con mucha amargura, pero también con mucha risa. Hay que oir a Lucía hablar del sálvame, del csi, y de las películas de malos que tanto les gustan. Cada noche se juntan los cuatro a discutir frente a la tele, la abuela siempre dormida, sobre qué haran cuando las cosas cambien y arreglen la caldera y cambien la lavadora que se sale sin dar tregua cada vez que echa Lucía el agua caliente en el tambor, porque no llega a la tubería.
Cuando empiezan los espacios electorales bajan el volumen y sacan al pájaro de la jaula en la que está todo el día. Para que vuele, dicen.
8 comentarios:
Pues eso: los políticos a lo suyo y los demás a lo nuestro.
Claro que esos políticos que estan a los suyo son los encargados de ¿gobernar? ¿legislar? O sea, ejercitar las potestades y atribuciones del Estado.
Y por más que bajemos el volumen y saquemos el pájaro, la realidad es tozuda.
Y es esta que tan poco nos gusta a todos.
Ay, Lolo.
Que cuando leo historias así se me pone la sonrisa azul tristeza, tirando a oscuro.
Que aunque está escrita en poesía, el corazón se encabrita y me pide guerra.
Que vale, que ellos son buenos, ya se ve, y sacan fuerzas para bajar el volumen y darle libertad al pájaro, pero a mi me sale lo más podrido, y...es que no puedo con ellos. Malos días estoy pasando con esto de las elecciones.
La realidad es que es real, Sarracena. Y es como el agua de la lavadora, que no da tregua.
Un abrazo respetuoso y considerado, qué menos.
Ya lo siento, Mariapi. Pensaba dejarlo unos días colgado, hasta el domingo. No te me encabrites, anda. No encuentro la razón exacta para no hacerlo, pero no te me encabrites, anda.
Reza.
Igual entre nuestros hijos hay alguno que ponga remedio a algo de esto. Yo he empezado ya la campaña para animarles a cambiar también el mundo de puertas hacia fuera.
Lolo, si quieres, mira.
http://simeencuentranestoyperdida.blogspot.com/
Te explicaría un poco más, pero claro, es tan difícil comunicarse con tu isla...
"... en el que todo es contrario de sí mismo".
Mola.
...a mí me gustaría ser el pájaro, pero ni puedo y creo que no sabría (eso es lo peor)
¿podrías rezar por mi lolo?
Anda éste, qué listo.
Claro.
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