martes, 28 de septiembre de 2010

las cosas

Llamaremos aquí cosas a todo lo que nos rodea y no echaríamos nunca de menos. Las cosas son esos miles de bártulos ambulantes que ocupan espacio en nuestra casa, en nuestra vida. Son esos titos que acumulamos con los años y nos duele tirar porque son recuerdo de un momento, regalo de alguien, compra sin sentido o solución de emergencia que fue resuelta más tarde. Son, en fin,  los jarrones azul turquesa guardados en la misma caja hace siete años.

Son cosas también  las gorras de propaganda, las camisetas conmemorativas, las felicitaciones de Navidad de antes de este siglo, las cartulinas dobladas de cuando iban a primaria, las medias de rayas de la abeja Maya, los ceniceros rotos y pegados, las llaves de hace cuatro bombillos, el rallador oxidado, los pinchitos morunos, los marcos sin cristal, las toneladas de piedras recogidas en la playa en los 90's, las cajas de cassete vacías, las perchas rotas que enganchan lo que les cuelgues, las cajitas de acuarelas gastadas, la plancha de repuesto que no funciona, la varilla del antiguo minipimer. Y son cosas los bolsos que ya nunca me pongo, los por si acaso, los vestidos de cuando éramos novios... son cosas.

¿Para qué quiero yo las monturas de tooooodas las gafas que hemos llevado en esta casa?, ¿y sus fundas?. ¿Para qué los móviles y cargadores desde que nos dejamos seducir por el invento?.

Sí, ya he organizado una tómbola con un millón de cositas de estas. En buen estado, claro. Y funcionó a las mil maravillas, que lo digan los que estaban. Aún así. Menos. Tiene que haber menos. Este post podría ser mucho más corto. No subo foto.

Quiero convertirme al más radical minimalismo. Creo que no voy a poner ni los libros en la estantería. En el espacio que hay, que haya espacio. La era de las cosas acaba. Bienvenida la era de... aquí no entra ni una sola bolsa más. Excepción hecha de lo de comer, claro.

P.S: Dice mi asesor metabloguero que de los zapatos mejor hablo otro día.

6 comentarios:

tomae dijo...

lolo,

Me interesa este post MUCHO MÁS de lo que piensas, pues están ocurriendo cosas extrañas que ya intuía, y si me permites quizá las había provocado como gotitas que al final colman ese vaso.

...quizá se trate de un sueño esto que te cuento o quizá es la realidad y no me atrevo a despertar, pues soy consciente de haber sido regalo, apagafuegos, o un enchufe de esos que recargan...y sinó uno de esos papelitos miles que nunca sabes porque guardas...y perdona pero Joooo!...si tenía cobertura, si como bolsa era hasta buena para la basura...Pero llega la mudanza lolo...

...perdona, pero casi escupo, o trago saliva de ser un trasto viejo de esos...este cuento no te lo cuento para que me cuentes historias de hadas de esas, sino por si puedes hacer algo para ponerme en contacto con ese asesor bloggero que tienes, a ver si me da en el centro de esa diana que me tiene tan disperso...

alomoejor me dice que lo mejor en vez de escupir o tragar saliba, no me mire tan asssin ni a mí ni al maldito mudancero ....sino que abra la boca y se me caiga la baba...

gracias lolo (con todo mi respeto)si quieres vengo con el mocho...;)

Mariapi dijo...

¡Horror!Creo que menos el rallador oxidado y los pinchitos, las tengo todas.
Ni ordenadas.
Con una reciente mudanza creí haber aireado a fondo ese nido de reptiles...pero al leerte he descubierto la crudeza de esa realidad que me acerca al síndrome de Diogenes...Ese defectillo tiene alguna cosa positiva: Justamente ayer mis chicas se reían revolviendo en la caja de los horrorosos collares de los 80...y rescataron unos cuantos, porque se lleva lo vintage.
Y mi niña-a punto-de-casarse ha desempolvado y limpiado una lámpara oxidada, que me dió pena tirar en su día, porque había estado en casa de los abuelos de mi marido...y la ha colocado preciosísima en su futuro hogar...
Vale, minimalismo "for ever", pero déjame algun rinconcito para la nostalgia.

Gracias, Lolo, me ha encantado.

lolo dijo...

¿Por qué lloras, Tomae? ¿No has comprendido que hablo de cosas? Los regalos que tiro sólo son los que no me recuerdan a nadie. Los recuerdos que tiro son los que sólo pesan en la memoria.

Nunca tiraré nada tuyo, a no ser que te pases mucho y entonces sí, a la papelera. Lo demás queda para los restos de los tiempos en la red prendado, que pensándolo bien debe estar... Diógenes perdida.

Aún así, dices cosas que no entiendo. Pero me gusta que vengas. Tú, que eres un trasto.

Mocho no, que lo tengo aún todo muy sucio. Más adelante.

lolo dijo...

Me llamaba Nostalgia. Y me chifla lo vintage. Pero es que era tanto, Mariapi...

Pretendo no cargar más con cosas absurdas, solo es eso. Bueno, y como un afán de orden que me ha entrado y quiero aprovechar. Y que se me apoderan.

Una lámpara así, y otras cositas... las hemos bajado al trastero. Ah, si no fuera por ese cuartito.

Un beso, Mariapi. Y gracias.

Blimunda dijo...

Lolo yo tengo los cajones abarrotados de "cosas" y me rondaba escribir sobre ellas cuando he visto tu entrada de hoy.
Mi profesora de cou me hizo caer en la cuenta de cuan gastada estaba esa palabra, la empleamos para demasiadas "cosas".

También me gustó tu visión de los tacones, con la que coincido.
Un saludo.

lolo dijo...

Sí, Blimunda. Hay "cosas" de las que no hablo aquí y de las que no me desprendería. Cosas pequeñas o muy grandes, que no pesan o cuyo peso me hace sentir más segura.

Hoy les tocaba a estas. Las gastadas por ser una más en lo que acumulamos.

De tacones puede que siga hablando. Espero que vuelvas. Ha sido una sorpresa agradable tu visita.