introducción
No me acordaba de cómo se llamaba este blog. Créetelo.
Hace un año que no escribo. Un año sabático de parón. Pero la vida no, la vida estalla hermosa alrededor. O no. Pero estalla. Créetelo.
No escribo con ninguna intención.
Este post es una urgencia, un clásico, un imponderable. Y me he dicho: ¿por qué no?
nudo muy gordo
1.- pequeño resumen de la situación:
1.1 dos universitarios y una bachiller.
1.2 curso casi en blanco con estallidos, bajonazos y mevengoabajos.
1.3 calor, languideces, ebullición, rebeldías, desganas propias de la edad y la estación.
1.4 varios (incluye pelotita, aún)
2.- ¿cómo podemos sobrevivir?
3.- ¿por qué se amplia a dos meses este periodo feísimo?
4.- ¿y por qué desaparece, por arte de magia, la oportunidad de un sosegado septiembre, a todos los efectos el más nuevo del año, eh?
conclusión
Veréis: qué cambiante es todo y cómo se repite a la vez. Cuando pase el tiempo, cuando pase de verdad, estoy casi segura de que estos mayos y junios se nos olvidarán. Como se me olvidaron a mí a excepción de dos que, por distintos motivos, creo que permanecen en un post interior. Y los nombro para poner recuerdo sobre recuerdo, como en un panaché de memoria reducida, al jerez : Romano y Laboral. Eso es todo. Lo demás voló. Aún le pregunto a mi madre si recuerda nuestros junios de antes. Y me dice que no. Tal vez en su post interior guarda algún momento concreto, pero me dice que no.
bibliografía
1.- Personal: tomar de lo que nos da la vida lo que seamos capaces de recordar, escribirlo y dejarlo madurar. Hacer, de lo que olvidamos, una espuma o un soufflé. A ser posible congelarlo, para el caso de que nos pregunten luego. O se pueda reciclar. Y dejar pasar sabiendo que, aunque vuelva a venir junio, hemos sobrevivido, las leyes son difíciles de cambiar y el mejor mes seguirá siendo septiembre, eso nada lo va a cambiar.
2.- Silvio Rodriguez.
3.- Master Chef.