lunes, 30 de enero de 2012

pausa musical




Y sin solución de continuidad, para Marta ;)


domingo, 22 de enero de 2012

el río y los huevos fritos (cuentecillo sobre la generosidad)


Aquella mañana salimos tarde, para no variar. Pero el plan era llegar hasta el nacedero del río y después de mucho andar, y de mucho parar, llegamos cuando ya bajaban los que habían madrugado; no eran muchos pero tenían más piernas que nosotros, dónde va a parar. El camino era estrecho y había que esperar en los recodos a que pasaran los que ya traían en sus ojos la alegría del agua. Animo, nos decían, ya queda poco, podéis. Tras varios conatos de retirada, bajones de fuerzas (ejem), heriditas en las piernas de esas que duelen más que un golpe brutal en fútbol o baloncesto, pero una afición apabullante, mire usted...

Allí estaba, mucho más de lo que aquí parece, mucho más. Detrás y dentro de cada gota había millones de gotas más. Caía blanca, espumosa. De cerca mojaba y recomponía, curaba heridas, daba risa, quitaba el calor. Abundancia, generosidad magnánima, brotaba sin pausa y entre carcajeo y carcajeo del agua daba tiempo a pensar.


Una vez calados hasta lo prudente, o incluso un poco más, decidimos empezar el descenso porque ya subían los que iban a merendar. Aunque habíamos bebido agua del río hacía rato que había pasado la hora de comer.  

En el pueblo más cercano los chicos no quisieron parar por razones políticas, dijeron. Qué se le va a hacer; de momento tiene  mal remedio la cosa, la de mis hijos también. Pero más abajo, en el valle, serían las cuatro o más, los estómagos crujían y las cocinas estaban cerradas; de los bares, porque por allí no había más. Fuimos a parar a uno, ya muy al final, políticamente muy incorrecto. Pero ante la fuerza del hambre en esas edades, bueno, ante la fuerza del hambre en general, preguntamos si tendrían a bien dar comida a los hambrientos y nos dijeros que bien. Nada, unos huevos fritos, no queremos mucho más... Apareció la señora con un imponente bodegón, en el que los huevos eran múltiplos de los que soñaba nuestra imaginación. Debajo de unos había otros, en abundancia similar a la del agua del nacimiento del río y venían con compañía que descubriréis si observáis más de cerca (ay, cómo somos, la foto del río también se puede ampliar...)


Qué pequeños y qué rácanos somos. La naturaleza viva y muerta, los que saben mirar el hambre y la sed de los demás, las ganas de servir, de alimentar... Nunca se da en raciones pequeñas la generosidad.

sábado, 14 de enero de 2012

a ver, P., vamos a ver


Querida hermana:  como no me hacía a la idea de lo que me contabas por teléfono, tal como te dije lo busqué en internet. La búsqueda decía "lupas para ancianos" y en un principio pensé que no podía ser. Al ver la imagen no te imaginaba en semejante posición. Sé que te gustan las labores y que las haces muy bien, pero hija, no te imagino con el artefacto en cuestión.




Además que la señora es mayor que tú de bastante, no te imagino, P. Me va a perdonar la señora de la foto, pero ahora me importas más tú. ¿Cómo es posible, bonita, el que estemos ya en esta situación? De risas decimos "qué ancianidad nos espera", pero es que ya no nos espera, por lo que se ve, o no se ve. No puede ser esto, no puede ser. Por muy pequeñito que sea el pespunte, ¿con las gafillas no lo ves?

Dando vueltas por el mundo virtual éste y sin irme mucho más allá, porque seguro que si me pusiera iban a aparecer como champiñones o más, he encontrado otra cosa, que no sé qué tendrá que ver con las lupas de cuello, pero creo que es para tenerla en cuenta, de verdad. Te mando una imagen por si quieres por tu cumple que es en junio, no sé:



No sé en qué están pensando SSMM, pero si quieres nos vamos a proponer epatar a nuestros compañeros de vida, ya verás. Aunque tengamos que esperar a la Navidad próxima, si Dios quiere, ya verás.


o,



No te preocupes tú, mi vida, que lo vamos a solucionar. 


RECTIFICACION:  puesta al habla con P. me dice que le ha gustado el post. A la hamaca no me dice que no. Pero la lupa no es exactamente ésa, sino otra mucha mejor. La expongo a vuestro criterio; ella dice que al colgar del cuello cual percha lo ve todo mucho mejor. Son maravillosas sus manos, de eso no hay duda, no. Para cotillear haz clic aquí.

martes, 10 de enero de 2012

la magia de la realidad


Hay silencio en casa, me gusta tal como está. Cada uno a lo suyo hasta dentro de un rato; aún hay que adaptar los horarios de sueño, de juego, de dejarse caer en el sofá. Volvemos a nuestras rutinas definidas y claras. Menos mal.

Los colores son más suaves ahora, hay más matiz, menos brillo si quieres pero más tonos dentro del mismo gris. El rojo descansa y se sosiega. La cocina se vuelve domesticable, predecible, y se recoge en un pis pas.

La pantalla se enciende más calmada, todos seguís ahí. Cada uno vive a su manera  y escribe lo que le parece, porque sí. Qué bueno que cada uno tenga su rollo propio, el mío es así. Como decía una amiga que viene a veces: limpita y nada complicada. Qué bueno es empezar lo de siempre. Que sí.


...o ¿qué os creíais?, ¿que la rutina no tiene sus hazañas y sus lances?, ¿eh?...

jueves, 5 de enero de 2012

la Magia Real


He decidido este año ponerme en el lugar de los Magos de Oriente: hay que ver lo que tienen que trabajar. Porque todo es muy bonito, claro, pero antes de que llegue el momento estelar, el de la cabalgata me refiero, antes de ponerse las capas de armiño, las pesadas coronas y turbante, antes de amaestrar a los camellos para que no se espanten por lo duro que resulta el asfalto de mi ciudad... antes de todo esto, tienen mucho que trabajar.

Primero tienen que conocer a los que piden regalos, después tienen que descifar de entre los que les escribimos carta, qué cosas son las que de verdad deseamos y qué cosas ponemos para hacerles la pelota, o para conmover, tipo tengo de todo no necesito nada, este año ha sido complicado pero no me he portado mal. Vaya, que tienen que conocernos bastante y eso no se puede hacer si no trabajan con nosotros de uno en uno, no una semana ni dos. A ver si resulta que llevan meses excrutándonos, meses o años tal vez, y saben más de lo que nos gustaría, a ver. Eso a los mayorcitos, porque a los pequeños no; piden lo que les hacen ilusión y ya. No importa que sean buenos, no es un premio regalar.

No quiero acordarme de la ecobola, pero no lo puedo evitar. Esta vez voy a autocitarme, por una vez no pasa ná. Ante semejante recuerdo y aunque creo a pies juntillas en los tres, ahora mismo voy a escribir una carta diciéndoles de verdad, de verdad, de verdad, lo que no quiero que me traigan mañana. Van a entenderlo porque son Magos, lo que les cuesta un poco más es trabajar.  Pero claro, al ser Magos, igual va y te conocen de un vistazo solo, que todo puede pasar. Esta Magia de la que hoy hablamos es una Magia Real.

lunes, 2 de enero de 2012

la magia de lo virtual


Erase una vez un día de arroz blanco y normalidad. Tras muchos colores volvían a casa el orden y el sosiego, con un punto de pena, también. Descreída, se me acababa la magia al pensar en el mantel de cada día y el menú.

Pero... yo creo, sí creo; yo creo en las hadas. Una me ha llegado por correo, en un sobre pulcro y con olor a madre, cuidadosa y corazón. Tangible y cierta, contra todo pronóstico virtual. La otra, con una noticia de amor y de vida, para el día catorce de este mes. Dos hadas que me han hecho llorar. Las dos han llenado de Navidad mi mantel de diario y el blanco arroz.

He empezado a oir el rumor a lo lejos. Eran muchas las voces y entonaban la misma oración. Gracias por existir, hadas y nubes y madres del más acá.