martes, 29 de marzo de 2011

razones ajenas a mi voluntad


Hoy me han capturado en Ecuador. Por si alguien me busca, prefiero decirlo yo. Esto es lo malo de tener una falsa identidad. Os dejo unos días, me han dicho que tengo que descansar. Deciros también que no se preocupe nadie; me han confundido por el nombre, pero demostraré que no fui yo (el "Apretadito" se va a enterar). Todo ello sin ánimo de ofender, ni siquiera al Estado, ni a sus  fuerzas de seguridad.

domingo, 27 de marzo de 2011

de años y mochilas


Pienso a veces que andamos con una mochila a cuestas. Si lleva cosas dentro es porque hemos vivido. Tantos años juntos, ¿cómo no iba a pesar?. Son muchos, muchísimos, si cuento desde aquella Navidad. Luego nuestro largo noviazgo a la antigua; estudiando nuestras cosas y viéndonos poco. A él le ponían la cerveza y a mi la tónica, las girábamos y las hacíamos durar; qué ganas teníamos de tener una casa en donde poder sentarnos sin tomar nada. Por entonces llevaba bolso, lo de la mochila fue después.

Había leído lo del amor romántico, me daba rabia pensar que  tuviera que hacer un ejercicio de voluntad. Luego resultó que tampoco era eso, que lo que más iba a valer era el peso de la mochila y las fuerzas para aguantar. Cuando se acaban paramos y descansamos; procuramos hacer turnos, aunque no siempre puede ser. Entonces la carga reposa en el otro que tira solo un rato. Luego viene el relevo y seguimos. De vez en cuando  el camino es llano, dejamos la mochila en el suelo y nos tumbamos al sol. Miramos las nubes y recordamos aquella piedra o aquella, las que hacen que nuestra mochila sea tan valiosa. Es precioso porque entonces no vemos piedras sino auténticos leones con los que tuvimos que luchar y vencimos; eso da muchas ganas de seguir. Cómo puede ser que los leones sean lo que nos da más seguridad.

Quien lo lea podrá decir que es una carga, y tendrá razón. Pero estoy muy orgullosa de nuestra mochila, esa es la pura verdad. Cuantos más años pasan más pesa y es un gusto porque envejece bien, se va poniendo blandita por fuera, con ese color del cuero gastado y el tacto de una mano que se ha dejado acariciar.

viernes, 25 de marzo de 2011

sin pelos, ¿por qué?


Esta es una entrada que nace popular. Y sin embargo llena de dudas, esto es habitual. La primera se me aparece en el título, antes de empezar: ¿debo escribir separado el porqué?. Sigamos, ¿de qué pensabais que íbamos a hablar?. Creo que hay quien somatiza, y aunque no pensaba hacerlo diré que los exentos de pelo en la cabeza lo pueden celebrar. Son legión quienes los imitan y eso nos tiene que hacer pensar. Siento si creé expectativas, lo que sigue es lo que hay:

No me gusta que los hombres se depilen las cejas, de sus múltiples conatos femeninos es el que llevo peor. Tal vez porque es el único que veo a diario. Una cosa es asearlas para disimular el Einsten que llevan dentro y otra darles esos dibujos de tiralíneas que tanto afeminan su mirada. Fatal. Las piernas, el pecho, incluso los brazos (con lo bonitos que son), los observo y analizo con mis hermanas en verano y tampoco es que se lleven la palma en cuanto a nuestros gustos, pues no. Ni en los deportistas me gustan, pienso que es un peaje que tienen que pagar. Si se trata de señores de gimnasio, de los que delante de un espejo sudan, la ausencia de pelos pasa, para mí, a grado de asquerosita total.  No digáis tan pronto uy, qué horror; es una moda que tardará tiempo en marcharse, por lo que atisbo yo. Más vale que reflexionemos por si nuestros hijos se depilan o nuestras hijas se enamoran de un sin pelos artificial.

Dejando a un lado estas cosas y los carteles de depilación para chicos, que por cierto es más cara para ellos (creo que porque las depiladoras son mujeres y no les apetece mucho actuar, y que por falta de costumbre... que deben ser menos sufridos, me parece a mí), detecto un mayor interés por gustar y gustarse (aeiou) y un ablandamiento del amor. Creo que los hombres, en su afán de hacerse queribles han recurrido al modelo que tienen más a mano, digamoslo. Caben otras lecturas pero no me apetece entrar. Ellos se han autoamado, buscando en sí mismos lo que quieren encontrar. Craso error.

Amar no es algo blandito, ni siempre implica suavidad; para amar hay que tener fuerza, constancia, ser agerrido y aventurero. Amar no es infantil, aunque amemos como niños; querer a un hombre o a una mujer no es tan fácil como arrullar a un bebé. Quiero decir que se asocia a veces la belleza a la niñez pero llega un momento en que hay que ser mayores, me parece a mí.  Nosotras, para intentarlo procuramos eliminar lo que sobra, pero ellos... creo que lo necesitan, la verdad.

Que a las mujeres les gustaría que los hombres fueran algo más sensibles, acudiendo al tópico, no digo que no. No femeninos sino sensibles, es decir, que sean capaces de sujetarnos cuando no podemos más. Pero no entiendo cómo a una chica le gusta que el brazo de su novio resbale de aceite y suavidad. Me parece una enganifa, no hay diversidad, tanto que nos preocupa que no se pierda en el mundo animal. Detrás y debajo de todo esto un concepto del hombre, masculino y femenino, muy superficial. Que a las chicas les gusta estar monísimas es una cosa constante y ancestral. Pero ellos, pobres, como no pueden salir vestidos de egipcios, no tienen a quien imitar. Creo que el problema está en que pueden chocarse contra el espejo. Ayer mismo vi paseando a un chico con pantalones pitillo, gran flequillo lateral, pinganillos y cable azules, un bebida con tapa y pajita que iba paseando un miniperro con el que hablaba sin parar.  No me fijé en sus cejas, tanto había que mirar.


Me ha salido un poco largo, perdón. En el segundo capítulo hablaremos de años y de juntos, si se me ocurre algo, y si no pues de otra cosa al libre albedrío, ya veré.

jueves, 24 de marzo de 2011

post interactivo


Llevo varios días dándole al coco, sin decidirme a publicar. Se me ha ocurrido un juego, vamos a jugar. Yo os pongo aquí unos títulos y vosotros elegís. Si puedo y me sale escribiré sobre el que gane, sin que sirva de precedente, de forma democrática total. ¿Ya he dicho que es un juego?. Tengo mis pronósticos, si se cumplen os los contaré, je.

1.- Sin pelos,  ¿por qué?
2.- Canción francesa; aquellos tiempos.
3.- Moda y tendencias; ¿te dicen algo?
4.- Los toros; una entrada para hacer amigos.
5.- Video sugerente.
6.- Lo que estoy leyendo y porqué.
7.- Tantos años juntos.
8.- Apuntarse.
9.- Otro tema que propone el lector.

Las demás normas, si las hubiera, las ponéis vosotros. Como en todo juego se valen trampas. Vosotros veréis.

lunes, 21 de marzo de 2011

entrada musical para echar el rato; crónica de una evolución


Cuando nuestros hijos eran pequeños escuchábamos música juntos. Como todos, ¿no?. En los trayectos cortos les ponía a Bach, casi siempre Brandemburgo. Marcábamos el ritmo como directores de orquesta; uno dos, uno dos, un dos tres cuatro, uno dos... y así. El sistema era primitivo y torpe; vale, lo sé.

Además de las clases de música en el cole se apuntaron al coro, hicieron mogollón de bolos; mi cochecillo se hartó de recorrer colegios y concursos, cargado de niños cantores que cantaban y aprendían, creo, a apreciar.

 
Luego estaba la música en los viajes más largos, esa época fue genial; éramos dj's sin cascos, había que tener las orejas bien limpias porque cantábamos todos a la vez. Nino Bravo, Mocedades, los payasos de la tele, Serrat, operación triunfo y Disney, Julieta y Silvio, Tontxu, Coti y tal y tal y tal, todos se dejaban escuchar...

No voy a decir quién fue el padrino generoso al que se le ocurrió, porque de verdad que es generoso y estaría mal... Qué poder otorga el pinganillo: el que decide la música soy yo. Bien, no pasa nada, están creciendo, es normal. Luego viene lo de bájalo un poco, no grites que te oímos igual... Ese mismo año en Reyes alguien más los pidió. Los Reyes son muy consentidores a veces, desde luego que hacen cosas que nunca haría yo. Y así, un seis de enero, ya teníamos dos. Bájame música, esta no. Pero, ¿tú has escuchado la letra?, ¿la entiendes?, ¿por qué no la escuchamos primero las dos?.

Cambió la política del coche; pasamos a ser gestores de gustos musicales en una empresa de alta conflictividad. Al llegar los terceros auriculares, el tema estaba ya desbordado; no coinciden, qué va. Y el volumen, que les da igual quedarse sordos, lo tienen tan lejos que... Es molesto el zumbido que desprenden, sobre todo si son todos a la vez y más si hay críticos musicales, vaya birria de música esta sí que mola la tuya no. Los de casa son de esos pequeñitos, pero los guays son enormes, parecen orejeras para el frío; los veo por la calle así y creo que son una marca de estilo, o de la música la pongo yo y es importante que tú lo sepas... qué sé yo. Cuando me dicen "escucha esta canción" no dan tiempo a que me entere, me preguntan a los cinco segundos si me gusta o no.

Viven adosados; adosados, no con. A veces se descuelgan con algo que se puede escuchar, me ha parecido que por alguno de sus aparatitos suena alguna cosa parecida a algo medio normal. Los ritmos son de uno, uno, uno. Cada vez es más difícil seguirlos, se multiplican a gran velocidad, cada semana hay uno nuevo, las radio fórmulas no paran de inventar y el boca a boca y la moda, y que se lo cuentan todo, lo de la música es un tráfico sideral.

 

Por vuestro bien que alguien me diga el nombre de un cuadrito que no tenga publicidad. Sóis muy buenos, gracias.

jueves, 17 de marzo de 2011

sistema no points


En este mundo regido por puntos y contratos he  tenido que aprender a dejarme regalar. Estamos tan acostumbrados a ganarnos las cosas, a participar en el ranking del mundo mundial... Cuando nos sorprende el gratis total nos descoloca, tendemos a pensar que hay algo a cambio, que vendrá luego la otra parte contractual. Lo pienso y se me ocurren ejemplos, pero vamos, creo que no es teoría inventada ni irreal.

No hablo de la actitud activa de entregarse, dar... hablo desde el otro lado, el  que se pasma por haber sido galardonado sin mérito alguno, con un galardón único, personal. Hablo de saber que no pasa nada si fallo, si incumplo, si no doy el nivel. Si me sale un post horrible, se me queman las lentejas, pierdo las gafas, las llaves o todo a la vez. Espero una reprimenda y me caen bendiciones. Eso me pica para intentar no fallar. Ya no por los puntos, ese no es el sistema. Este es uno nuevo no points, en el que me siento querida, aunque sea una pilla y una gamberra, o porque lo soy.  

Este es el tema, adórnalo.

martes, 15 de marzo de 2011

bonjour beauté



Envejecer y maquillarme me han llegado al tiempo, cuando era el tiempo, creo yo. Como  me quedan pocas vergüenzas he decidido publicar este post. Por dos cosas me lo he pensado, por demasiado obvio y por un poco de pudor. Pero como están las cosas removidas y feas en general, creo que si le pongo buena cara al mundo tal vez pueda ayudar... ingenua que es una, qué le vamos a hacer.

Internet me ha mostrado la magia sin fin de los potis, amigos. Potis es una palabra nueva; tarritos y cosas así. Enlazando y enlazando empezaron a aparecer páginas tan femeninas, tan que me sonaban a chino a mí, que la curiosidad me hizo seguir el hilo, estas cosas suelen pasar. Resumiendo, voy a contaros lo que he aprendido y practicado, por si os sirve o por si os apetece cotillear.

Todo está lolocomprobado, ahí va:
1.- Hay que usar una crema hidratante. Al menos una, con una ya está bien. Si añades dos gotitas de aceite de rosa mosqueta los resultados se ven.
2.- La pinta mejora si aprendes a usar corrector e iluminador. Hay montones de chicas de veinte que lo sabían antes que yo.
3.-El maquillaje (base fluida) no es un pegote adosado a la piel;  da mejor aspecto, más agradable, y es fácil de aplicar. En el tono de la piel o uno algo más claro, más oscuro no.
4.- Lo más son las brochas; los dedos y las manos ya no se usan para ponerse el colorete, ni los polvos ni para ná. Maquillarse con brochas es divertido, tiene algo de artístico y es... como más profesional.  
5.- El orden de los factores altera el producto: primero cremas, después polvos. No sé dónde lo leí pero es importante si no quiero parecer una puerta lacada.
7.- Es mejor probar colores de labios hasta que encuentres el que te va. Seguro que hay uno que te favorece, pero no lo compres sin haberlo llevado un buen rato.
 8.-Los tonos de labios, polvos y colorete que nos van dependen del color de la piel.

Y nada, eso, que le he cogido gustillo a arreglarme un poco para encontrame y que me encuentren mejor. Me lo ha notado mi madre y aunque mis hermanitas dicen que parezco una representante haciendo una  demostración... ya cumpliran ellas mis años y verán como tengo razón.

viernes, 11 de marzo de 2011

las edades de la vida


Mi hermana me hizo hace un tiempo un regalo muy especial. Representa las edades de la vida y las nombra así: nacimiento,  infancia, adolescencia, virilidad, madurez, edad estacionaria, decadencia, vejez, debilidad, enfermedades y... Dios tenga piedad de mí.  Pensé en enseñaroslo el otro día, cuando hablamos de cosechar. Lo que está claro es que sea cual sea el escalón en el que nos encontramos y sea cual sea el que viene después, está bien que la vida sea como es. A mí me gusta saberlo y pensar que no todo será siempre igual. Me da tranquilidad este regalo, gracias otra vez, P.


Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
un tiempo para nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reír,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para arrojar piedras
y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse
y un tiempo para separarse; 
un tiempo para buscar
y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra
y un tiempo de paz.


PS; no hace falta que diga que se me salió fatal la foto... no siempre es tiempo de fotografiar.  

miércoles, 9 de marzo de 2011

motivos y palabras


Creo que lo que escuchamos, leímos o miramos en la adolescencia se graba con fuerza en nuestro interior. Me pasa a menudo que me asalta una idea, o sensaciones, que reconozco como de antes, antiguas. Si me pongo a buscar, a veces encuentro el texto o el momento de donde surgen. A medida que uno se hace mayor acude con más insistencia a las raíces, a las fuentes en que bebió. Me parece precioso redescubrirse de esta manera. Aunque han pasado los años y  la historia nos ha dejado muchos posos, están ahí, intactos, los motivos y las palabras.

Eso me ha pasado con este poema, que recordé sin saber cómo y me ha hecho volver a entender. Es de Vicente Andrés Estellés y no recordaba de él ninguno más, excepto éste.

He amado mucho la vida,
no como plenitud, cosa total,
sino, acaso, como me gusta la mesa,
ahora un pellizco de esta salsa,
oh, y este rabanito, aquel ajo tierno,
qué decís de estas merluzas,
es sorprendente la existencia de una cereza.

me gusta así la vida, este vaso de agua,
una muchacha que pasa por la calle
este verde
                este pétalo
                                  aquello
una pareja que se coge las manos y se mira a los ojos,

y todo con su breve nombre siempre en minúscula,
como este pajarillo,
                              aquel ombligo,
como el primer diente de un niño.

lunes, 7 de marzo de 2011

lluvia, baile... igual lo escribo





Llueve y llueve. El paraguas no sirve para ir a comprar. En qué mano te cuelgas la bolsa, con cuál manejas las gafas, la lista, la cartera, el bolso. En la puerta me doy cuenta de que he olvidado la mantequilla. Vuelvo a entrar y repito la operación. 

En esta secuencia cotidiana y confusa aparece alguien, delante o detrás, que parece venir de otro mundo. Se mueve como en un baile, su cartera parece no tener cremallera de lo suave que es. Sonríe con el paraguas apoyado con gracia en el antebrazo, el pelo ligeramente peinado hacia atrás, el cambio justo para la cajera, la compra necesaria para no cargar, perfectamente adaptada al medio. Es un don especial.

Llevo una vida de pulpo y no me sé organizar. Me faltan manos o me sobran dedos. No estoy programada para hacer estas cosas, tan fáciles, a la vez. Quizá me distraigo demasiado mirando, o simplemente la caja de un súper no está hecha para que me pueda expandir. Tengo añoranza de esos mercadillos de verano; aquí un melón, melocotones, ciruelas allí. Con una cesta y con calma, dando un paseito al sol. Voy a cerrar los ojos, igual lo escribo, venga, sí. De momento dejo la cesta, o una foto, aquí.


viernes, 4 de marzo de 2011

martes, 1 de marzo de 2011